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11.04.2010

PARTE II [Ian & John]

Observó la taza de té humeante que aquella camarera, de escasos dieciséis años, había plantado delante de su mesa, sin él haberla pedido, junto con una pequeña notita escrita en la etiqueta del saquito de té. Además de "té verde" rezaba un número de teléfono móvil, y no había que ser muy inteligente para saber que aquella jovencita le estaba tirando los trastos.
Con el dorso de la mano la retiró hacia el lado derecho de la mesa, mientras apoyaba el brazo en el lado contrario. Miró el reloj. Marcaban las cinco y treinta y ocho minutos, y había quedado con su mejor amigo John a las cinco y cuarto. Generalmente John era bastante impuntual, así que no le sorprendió verlo entrar con expresión tranquila y conforme en aquel bar pequeño.
- ¡Ian! ¿Qué era eso tan urgente que tenías que contarme? Llevo toda la mañana pensando en ello - comentó con su mejor sonrisa, intentando evitar cualquier comentario o regañina por la tardanza.
Ian suspiró. Lo conocía desde hacía mucho, mucho, mucho tiempo, no sabéis cuánto, y ya ni se molestaba en decirle absolutamente nada al respecto. Algunas personas nacen con manías y al cabo de toda su vida no consiguen arreglarlas. John era ese caso.
- Jonhattan, necesito que me hagas un favor. - la voz le salió demasiado seria, algo anormal en él, con lo cual Jonh le prestó auténtica atención.
- ¿Ha pasado algo? - frunció el ceño - ¿Algo relacionado con.. nosotros? - bajó la voz mirando a las pocas personas que había en el bar.
- No, no, no es eso. - inconscientemente cogió la etiqueta del té entre los dedos. - Verás...
- ¡No fastidies! - John comenzó a reír a carcajadas. - ¿Has pedido té? ¿Tú? - intentó calmarse aunque las lágrimas comenzaban a asomar por sus ojos.
- No, yo no - sonrió - aquella camarera me la trajo al sentarme, ya sabes que yo no tomo té.
- ¡Y tanto que no! - siguió riendo hasta que consiguió serenarse y volvió a concentrar su atención en el tema. - Dime qué quieres, no tengo problema en hacerte cualquier favor.
- Necesito quedarme en tu casa durante un tiempo...
John observó sus ojos verdes frunciendo el ceño. - ¿Le ha pasado algo a tu casa?
- No, pero... se la he ofrecido a alguien que la necesita y... no puedo vivir con ella...
- ¿Una ex? - sonrió.
- Mi prima, se llama Sally.
- Ya... - asintió pensativo - tu prima... ¿y por qué extraña razón no puedes convivir con ella?
- No es como nosotros - susurró.
John miró las múltiples líneas que surcaban la mesa de madera.
- Ian, creo que te has metido en un lío.
Ambos se miraron durante otro largo momento.
- Sí, yo también lo creo...

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