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7.10.2010

Una espina clavada que algún día conseguirá arrancar sin causar hemorragia interna, pero que de momento escuece incomodándole los pasos del día a día. Algo realmente sin importancia para ti pero de gran importancia para ella. Una oportunidad desperdiciada, que se escurrió entre sus dedos como el agua, gota a gota, contra el suelo. Las rodillas le temblaban inconscientemente fruto de los nervios contenidos en aquella larga espera de varios días, y le seguían temblando al retomar el camino de vuelta y dejar atrás, revueltos en la carretera, aquellos recuerdos imborrables pero indeseables porque no deberían de haber sido así. No. No se había dejado conocer, había dejado un muro de hielo entre ambos que ni él ni ella habían conseguido derretir con no-conversaciones en tres días. Joder. Algún día modificaría aquellos recuerdos por otros, no mejores, sino verdaderos, porque aquella no había sido ella, había estado demasiado asustada como para dejarse mostrar totalmente. Y dolía haber sido así de patética. Lo suficiente como para no ser capaz de decir nada de esto claramente.