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11.05.2010

Nora (parte II)


Nora se observó en el espejo al terminar de arreglarse. Unos ojos grisáceos le devolvieron la mirada con expresión ceñuda. Se había teñido el pelo, dándole un toque más rojizo, y se lo había alisado a conciencia para aquella noche, rizándose ligeramente las puntas.

También había desenterrado de su armario una camisa de encaje, realmente provocativa pero sin ser vulgar, y una falda ceñida a su cintura y su trasero, junto a unos tacones negros que usaba tan solo para asistir a entrevistas de trabajo.
Y también se había maquillado muy cuidadosamente, cosa que solo hacía cuando acudía a bodas, bautizos o comuniones, es decir, nunca.

- Bien pequeña... esta noche es LA noche...

Eso de que el físico apenas importa, que lo que realmente enamora es el interior, está sobrevalorado. Era obvio que la Nora informal no se parecía en absoluto a la Nora arreglada y maquillada, pero cuando se trataba de intentar conquistar a alguien, eso está de más.

Aquella mañana, Nora salió de clase rumbo al patio trasero, donde había quedado con un amigo. Bueno, concretando, el chico que la ponía a cien desde hacía un par de meses. Simplemente para prestarle unos apuntes de francés. Sí, patético. Bien, pues más patética se sintió cuando lo vio tumbado encima de otra amiga suya, que es mil veces más atractiva y sexy que ella, o eso es lo que Nora piensa. Cuando aquella chica, llamada Alexandra, entró al instituto, Nora se concentró en respirar hondo y acercarse a López para entregarle los apuntes y para...

- Oye... me preguntaba si tienes planes para esta noche - comentó, o más bien murmuró.

A lo que él respondió...

- Pues francamente no lo sé... - sonrió - pero lo que sea puedo postergarlo para otro día. ¿Te recojo a las diez?
- Preferiría a las doce... me gusta la noche cerrada.
- Genial entonces.

Acto seguido le guiñó un ojo y se fue, dejándola casi literalmente sin respiración. Con lo cual ahora entenderéis el por qué de tanto arreglo, ya que hacer la competencia a Alexandra era algo casi imposible.
Mientras se observaba en el espejo por enésima vez sonó el timbre de la puerta.
Suspiró, resopló, se abanicó con las manos y corrió a abrir. El tío que protagonizaba sus sueños más húmedos apareció al otro lado.

- Good evening Miss Rossi.

- Hola - respondió, seca, casi tartamudeando. Casi cerró los ojos por los nervios y apretó la mandíbula. El chico notó su nerviosismo y suavemente le besó la mejilla, cerca de la comisura de la boca, creyendo que ese acercamiento la tranquilizaría. Lógicamente lo único que consiguió fue que el corazón de Nora retumbara en sus oídos.
Pero poco a poco consiguió relajarse, cogió las llaves y cerró la puerta, dándole la espalda. Cuando se giró López la acorraló, empujándola levemente hacia la puerta.

- ¿Por qué cierras? - preguntó sonriendo - ¿acaso están tus padres?

Ella lo miró barajando la situación. Él sabía perfectamente que ella vivía sola desde hacía dos años, con lo cual estaba tomándole el pelo. Conociéndolo, había pensado en la posibilidad de que hubiera querido quedarse en su casa, aunque no creyó que quisiera ir al grano tan directamente. Estaba claro que la faceta de amigo y la de ligue eran totalmente opuestas. Tenía dos opciones: o mandarlo a paseo, o... hacer lo que llevaba tanto tiempo esperando.

11.04.2010

PARTE II [Ian & John]

Observó la taza de té humeante que aquella camarera, de escasos dieciséis años, había plantado delante de su mesa, sin él haberla pedido, junto con una pequeña notita escrita en la etiqueta del saquito de té. Además de "té verde" rezaba un número de teléfono móvil, y no había que ser muy inteligente para saber que aquella jovencita le estaba tirando los trastos.
Con el dorso de la mano la retiró hacia el lado derecho de la mesa, mientras apoyaba el brazo en el lado contrario. Miró el reloj. Marcaban las cinco y treinta y ocho minutos, y había quedado con su mejor amigo John a las cinco y cuarto. Generalmente John era bastante impuntual, así que no le sorprendió verlo entrar con expresión tranquila y conforme en aquel bar pequeño.
- ¡Ian! ¿Qué era eso tan urgente que tenías que contarme? Llevo toda la mañana pensando en ello - comentó con su mejor sonrisa, intentando evitar cualquier comentario o regañina por la tardanza.
Ian suspiró. Lo conocía desde hacía mucho, mucho, mucho tiempo, no sabéis cuánto, y ya ni se molestaba en decirle absolutamente nada al respecto. Algunas personas nacen con manías y al cabo de toda su vida no consiguen arreglarlas. John era ese caso.
- Jonhattan, necesito que me hagas un favor. - la voz le salió demasiado seria, algo anormal en él, con lo cual Jonh le prestó auténtica atención.
- ¿Ha pasado algo? - frunció el ceño - ¿Algo relacionado con.. nosotros? - bajó la voz mirando a las pocas personas que había en el bar.
- No, no, no es eso. - inconscientemente cogió la etiqueta del té entre los dedos. - Verás...
- ¡No fastidies! - John comenzó a reír a carcajadas. - ¿Has pedido té? ¿Tú? - intentó calmarse aunque las lágrimas comenzaban a asomar por sus ojos.
- No, yo no - sonrió - aquella camarera me la trajo al sentarme, ya sabes que yo no tomo té.
- ¡Y tanto que no! - siguió riendo hasta que consiguió serenarse y volvió a concentrar su atención en el tema. - Dime qué quieres, no tengo problema en hacerte cualquier favor.
- Necesito quedarme en tu casa durante un tiempo...
John observó sus ojos verdes frunciendo el ceño. - ¿Le ha pasado algo a tu casa?
- No, pero... se la he ofrecido a alguien que la necesita y... no puedo vivir con ella...
- ¿Una ex? - sonrió.
- Mi prima, se llama Sally.
- Ya... - asintió pensativo - tu prima... ¿y por qué extraña razón no puedes convivir con ella?
- No es como nosotros - susurró.
John miró las múltiples líneas que surcaban la mesa de madera.
- Ian, creo que te has metido en un lío.
Ambos se miraron durante otro largo momento.
- Sí, yo también lo creo...

11.02.2010

Alexandra (parte I)

Aspiró el dulce aroma de la nicotina con placer, notando el humo cálido deslizarse por su garganta hasta hacer hervir levemente sus pulmones. Abrió los labios y lo expulsó formando una pequeña nube gris, dibujando una frontera translúcida entre ella y el resto del mundo. Le gustaba sentirse aislada con su cigarrillo.

Alexandra abrió las piernas sintiendo el frescor de aquella mañana de otoño entre ellas. Su falda vaquera apenas le cubría los muslos. Llevaba unas medias de red raídas por algunas zonas, y unas bragas negras de marca. Sus piernas eran largas y muy delgadas, al igual que la parte superior de su cuerpo. Su vientre era plano, musculoso y perfecto. Su ombligo estaba decorado por un piercing de plata del que colgaba una pequeña libélula violeta. Una camiseta ceñida de tirantes lo cubría.

Dio otra calada larga, suave. Dejó escapar el humo por la nariz mientras cerraba los ojos. Ojos almendrados, de color azul pálido. Ojos de mirada perdida, misteriosos, que nunca permitían ser explorados por otros ojos.

Sus pómulos eran marcados, realzando su belleza nórdica. La tez era tan pálida que resultaba enfermiza, pero sus labios destacaban a varios metros por ser del color de las fresas.

Alexandra acabó el cigarrillo aunque no se lo quitó de los labios. Lo dejó ahí para mordisquearlo suavemente con sus dientes perfectos. Deslizó los dedos entre el césped aun húmedo por el rocío de la mañana. Su larga melena oscura, con algunos reflejos azulados, se expandía a su alrededor formando una sábana de seda.

Llevaba varios minutos con los ojos cerrados, completamente relajada cuando de pronto sintió algo pesado y caliente sobre ella, algo que le quitó el cigarrillo de la boca y que le dio un beso ardiente. Ella suspiró de placer contra la barbilla de López.

- Qué grata sorpresa… - comentó mientras se levantaba y sacudía los restos de césped incrustados en su pelo.

- Por una vez me has correspondido, ¿están bajas tus defensas inmunológicas, Alex?

- No, aun no me ha bajado la regla, pero está al caer. Así que si quieres metérmela tendrás que darte prisa.

- Esta noche no he quedado con nadie.

- ¿Ah no? ¿Ya has mandado a paseo a tu última conquista? ¿Cómo se llamaba? ¿Eric?

- No, ese fue el de la semana pasada. El último fue Guille.

- Ah sí, el latinoamericano. – rió.- Menuda pluma que tenía… no me daba muy buena espina. ¿Cómo fue en la cama, por cierto?

- Sin comentarios… por eso no he quedado con él esta noche.

Ambos se miraron y rieron con ganas. López, al igual que Alexandra, dedicaban sus fines de semana a ir a discotecas “de cacería”, y les daba igual el sexo de la otra persona, mientras funcionaran en la cama, asunto resuelto.

López era el “Don Juan” del instituto. Todo un rompecorazones, podía convertirse en tu sombra y colarse entre tus sábanas sin apenas darte cuenta. Y lo peor es que, a veces, eso se convertía en el único objetivo de muchas chicas que suspiraban al cruzárselo. Y el de muchos chicos también.

Alexandra suspiró de mala gana al oír el timbre que anunciaba la última clase del día. Se había saltado la clase de historia porque la profesora la ponía caliente y no conseguía concentrarse en el tema nunca. Aunque ¿a quién le importaba el tema? El verdadero motivo era que la cabeza le martilleaba y necesitaba un cigarrillo. Y a ella le encantaba fumárselos con toda la tranquilidad del mundo, disfrutándolos. Y así lo había hecho. Pero ahora no podía faltar a clase, así que se despidió de López con un buen intercambio de saliva y entró al edificio.

PARTE I [Sally, llegada.]

Cuando el taxi frenó cerca del número dieciséis de la Avenida Lejanía, el sol casi había desaparecido por el horizonte. Había llovido durante todo el trayecto pero minutos antes de llegar el cielo se había cansado de derramar gotas.
Así, cuando Sally bajó del coche, observó un hermoso arco iris dividiendo el cielo de un modo casi mágico. El otoño acababa de llegar y podía olerse a través del viento. Pagó al taxista y obsevó cómo el coche se alejaba, intentando alcanzar al sol antes de que se escondiera completamente.
Volvió a mirar el fragmento de papel, donde estaba escrita la dirección y suspiró. No sabía si estaba preparada para afrontar un cambio tan brusco en su "nueva" vida... Se encontraba en mitad de una carretera vacía, y a ambos lados de ella había hileras de casas, cada una con su respectivo jardín, y cada una diferente a la anterior. Pero tenían algo en común, todas representaban la expresión del buen gusto: paredes de color crema, suaves, columnas blancas y rosáceas en el porche de la entrada, arbustos podados en forma de ciervos y jirafas, palmeras y cocheras del tamaño de su anterior casa, y un largo etcétera de lo que ella consideraba un desperdicio de dinero, tal y como estaba el mundo fuera de aquel lugar pijo.

Sally se dirigió hacia la acera derecha, buscando la puerta número décimosexta: la casa de su primo Ian, al que no había vuelto a ver desde que tenía siete u ocho años. Tan sólo recordaba vagamente a un chico joven, atractivo, con unos increíbles ojos verdes y pelo rubio largo hasta los hombros. Sonrió al recordar a su madre, revolviéndole el pelo e intentando convencerle para que se lo cortara, y la posterior risa de él, diciéndole que ni lo soñara. Fue la última vez que lo vio, y nunca supo el motivo por el cual él no volvió. Su madre fruncía los labios cada vez que Sally intentaba sonsacarle algo, y ahora, justamente ahora, Ian le enviaba una carta invitándole a vivir en su casa con él. Ahora tendría unos treinta y seis años, y posiblemente tuviera pareja, o incluso hijos. Sonrió nuevamente ante tal perspectiva. ¿Enseñaría a su hijo a tocar canciones de Ac/Dc en su guitarra eléctrica? Era más que probable. Abrió la cancela, a cada paso más nerviosa, internándose en el frondoso jardín, lleno de rosas y margaritas, y con una mano temblorosa sacó la carta que le había enviado, releyéndola nuevamente.

"Querida Sally:
Es mi deber como primo hermano que soy, el darte mi más sentido pésame ante una desgracia de tal envergadura. Es doloroso la pérdida de un ser querido, y más a tus diecinueve años. Mantengo muy buenos recuerdos de tu madre, y no me cabe la menor duda de que se ha marchado orgullosa de ti y de tus cuidados. Me complace escribirte esta carta con el simple objetivo de ofrecerte mi casa para que descanses de estos últimos dos años de sufrimiento, y te alejes de las esquinas del dolor viviendo un tiempo en aire distinto y fresco. Por favor, acepta mi oferta sin ningún tipo de compromiso. Espero tu respuesta.
Con cariño,
Ian.

P.D.: Por motivos personales no estaré en casa durante unas semanas, con lo cual te dejaré una copia de la llave debajo de la segunda maceta a mano derecha de la puerta principal. Sé libre de instalarte como si fuera tu propio hogar."


Sally buscó la maceta, y debajo del recipiente encontró una pequeña llave plateada. La observó durante unos largos segundos, incapaz de introducirla en la cerradura. Frunció el ceño y se sentó en el porche. No se sentía preparada para comenzar aquello, ¿pero qué opciones tenía? Tampoco se sentía preparada para afrontar su vida, ahora vacía sin su madre, en su casa donde la recordaría a cada segundo al entrar a cualquier habitación. ¿Acaso no se había prometido mientras llegaba que intentaría comenzar de nuevo? Buscar un trabajo, hacer nuevos amigos, tener una casa el cuádruple de grande que su piso... y ver de nuevo a Ian, a quien tanto había echado de menos de niña. Cerró los ojos frotándose las sienes. Desde luego no iba a ser un camino fácil ni cómodo, pero era fuerte y había escalado piedras más grandes que la que tenía ahora en el camino.
Se levantó, introdujo la llave en la cerradura y la giró, abriendo la puerta.

Shh...

Cierra la puerta,
apaga la radio,
desliza las cortinas,
olvida los susurros del viento,
cierra los ojos
y escucha el silencio.
Ignora el murmullo lejano de la vida hablando,
gritando,
corriendo,
muriendo,
llorando.

7.10.2010

Una espina clavada que algún día conseguirá arrancar sin causar hemorragia interna, pero que de momento escuece incomodándole los pasos del día a día. Algo realmente sin importancia para ti pero de gran importancia para ella. Una oportunidad desperdiciada, que se escurrió entre sus dedos como el agua, gota a gota, contra el suelo. Las rodillas le temblaban inconscientemente fruto de los nervios contenidos en aquella larga espera de varios días, y le seguían temblando al retomar el camino de vuelta y dejar atrás, revueltos en la carretera, aquellos recuerdos imborrables pero indeseables porque no deberían de haber sido así. No. No se había dejado conocer, había dejado un muro de hielo entre ambos que ni él ni ella habían conseguido derretir con no-conversaciones en tres días. Joder. Algún día modificaría aquellos recuerdos por otros, no mejores, sino verdaderos, porque aquella no había sido ella, había estado demasiado asustada como para dejarse mostrar totalmente. Y dolía haber sido así de patética. Lo suficiente como para no ser capaz de decir nada de esto claramente.

3.22.2010

Hace mucho que no escribo nada por aquí y.. bueno, el motivo principal es que decidí introducir mi inspiración en un frasco de cristal cerrado herméticamente. Después, cavé un agujero muy profundo en la tierra de mi jardín y lo dejé caer ahí dentro. Tapé el agujero con la tierra y planté un árbol encima. Ese árbol va creciendo poco a poco y en vez de dar frutos da letras de cristal. Yo día a día voy bajando a regarlo y voy cogiendo las letras, almacenándolas por mi habitación. El problema es que ahora tengo muchas letras pero no tengo inspiración, porque está enterrada. Pensaréis que es algo estúpido, pero para mi tiene sentido y me relaja no llevarla encima cada instante. Cuando desentierre el frasco, mi inspiración será el triple o más de poderosa, y entonces podré utilizarla para escribir durante horas, días y meses sin interrupciones. Cuánto deseo que llegue ese momento, y poder decir firmemente "un libro está al caer".

2.22.2010

Mi futuro xDD

- Vale pero... ¿qué es lo que más te gusta de ella? Empecemos por... por el exterior, así te será más fácil pensar en todo y no olvidarte de nada.
Una sonrisa de incredulidad asomó en sus labios. La chica se acomodó divertida en el aquel horrendo sofá que aquel estúpido periodista le había ofrecido. Estaba haciendo incontables esfuerzos por no reírse a carcajadas en toda su cara, la situación era realmente patética.
- Pues verás... no creo que te importe, sinceramente. Escribe un par de tonterías románticas, total, después añadirás adjetivos de tu propia cosecha y lo que yo te diga no tendrá ningún valor.
Una breve nota de pánico asomó en sus ojos arrugados por la frustración. Comenzó a suplicarle, ¡a suplicarle! que le ayudara, que era un grandísimo fan suyo y que más que por trabajo lo hacía por curiosidad. Alzó una ceja más incrédula aun.
- Está bien, no me gustaría verte de rodillas... - sonrió.
El periodista suspiró algo más relajado y sacó una pequeña grabadora. - Te prometo que copiaré solamente lo que tú digas, solo lo que después escuche en la cinta.
Asintió aun sonriendo y esperó las preguntas indiscretas que cualquier periodista le preguntaría a una de las componentes del grupo más famoso de la actualidad. El bombazo más esperado: lesbianismo. Pese a los rumores que dominaban el país acerca de su relación con la cantante, esa tarde daría su confirmación y ellas saldrían en las portadas de revistas del corazón durante una semana o más. Qué molesto. Pero ya estaba harta de estar jugando al escondite con la prensa y sus fans, así que iba a dar el paso en secreto. Su novia no sabía nada.
- Bien, lo que te decía... como tienes que dar tantos detalles, había pensado que describieras vuestra relación, y después hablaras de lo que más te gusta de ella, exterior e interiormente para que no te agobies.
- Tonterías. Si he accedido a contarte algo contaré lo que me de la gana, como me de la gana y cuanto me de la gana. Si no te parece bien o suficiente sé donde está la puerta. - hizo ademán de levantarse pero el periodista fue más rápido.
- Está bien, no hay problema. Puedes comenzar cuando quieras...
Casi se le escapa una carcajada en esos momentos. Hacer el papel de chica altiva, segura de sí misma y borde se le daba realmente bien, al menos había dominado al pobre periodista.
- Genial. Me enamoré de ella a eso de los 16 años, comenzamos oficialmente a salir en el año 2007 hasta ahora, como cualquier pareja hemos sufrido algunos altibajos pero todo va viento en popa. La amo. Y la seguiré amando pase lo que pase. Es lo mejor que me ha pasado en la vida, es lo único que verdaderamente me importa, y mi meta en la vida es estar con ella. Bebería un océano entero por ella. En la vida se busca ser feliz, pues para mi esa búsqueda finaliza en ella. Creo que con esa dosis de empalagosidad lo he dejado claro. - se levantó y cruzó la pequeña habitación dejando al pobre periodista boquiabierto sin apenas atinar a darle al "stop" en la grabadora.

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Esto es lo que quizás podría pasar en un futuro no muy lejano si llego a ser tan famosa con mi banda como para que alguien quisiera hacerme a mi o a mi novia una entrevista para confirmar si realmente somos pareja xD porque aunque lo dejáramos claro desde el principio fijo que sería un "bombazo"en el mundo del corazón... -.-U

Se me pasó por la cabeza esa escena y decidí describirla, de todos modos ando falta de inspiración estos días y por rellenar... xD

2.12.2010

Sputnik

Hay momentos, silenciosos momentos, en los cuales cierras los ojos y te dejas caer al vacío de tu cuerpo. Escuchas una canción tan sumamente especial que vuelves al escenario que vives en tu mente, a veces resulta frustrante, otras duele como si te quemaran vivo. Otras en cambio, te emocionan, te llenan de nostalgia. Otras te llenan de tristeza o de felicidad.

En estos instantes, al escuchar su voz poderosa, vuelvo a aquel mes de invierno. Vuelvo a estar delante tuya sin saberlo. El destino (¿?) jugó con la pieza que simboliza mi cuerpo y con la que simboliza el tuyo y nos unieron, peón con peón, aunque fui consciente de esa situación meses después. Pese a la distancia física, siento que estos peones se juntan más y más, o al menos el mío. Y el destino (¿?) ha querido volver a unirlos en distancia física y en compañía de los culpables de esta canción que escucho ahora mismo en un verano que llegará en un futuro muy próximo.

Te preguntas que por qué el destino, si existe, nos unió tan tarde. Desgraciadamente, yo tampoco le encuentro explicación de ningún tipo, ni quiero encontrarla. Solo puedo responderte que espero que ese destino que nos unió no nos separe como simples piezas de un tablero de ajedrez.


2.11.2010

Límite

Hace mucho que no estás ahí,
hace poco que te perdí
y no encuentro tu mirada.

Al filo del acantilado,
el viento me empuja adelante
con la fuerza que irradia.

Pero tus labios aparecen
en mis casi olvidados recuerdos
asomándose a la ventana.

Debajo de mis pies descalzos
pequeñas rocas se resbalan
cayendo, cayendo al alba.

Tu risa en mis oídos,
tus palabras trepando
como serpientes por mi espalda.

Los primeros rayos del día
penetran mis pupilas,
realmente no sé qué me aguarda.

Pero sé lo suficiente
como para dar un paso atrás,
y sentir tus brazos, que me abrazan.

2.02.2010

Contemplaba las luces y sombras que se forjaban en el techo de aquella anaranjada habitación. Tumbada en la cama, con un pijama a rayas holgado, se preguntaba qué estaría haciendo él en la habitación de al lado. Se había inventado cientos de excusas absurdas para llamar a su puerta pero no se sentía capaz. El pelo largo chorreaba por la colcha, y un suspiro se le escapó mientras cerraba los ojos. Dejó muertos los brazos sobre la almohada, a ambos lados de su cara, y su cuerpo comenzó a relajarse, aunque su mente no paraba de buscar una idea brillante que la hiciera saltar de la cama y atravesar la estancia. Cuando el cansancio del día comenzó a apoderarse también de su mente, unos golpes en la puerta le hicieron abrir los ojos. Lentamente se dirigió hacia ella, puso una mano sobre el pomo y abrió lo suficiente como para ver a la persona que se encontraba al otro lado. Una tímida sonrisa iluminó su cara y dio unos pasos hacia atrás invitándole a pasar. Él a su vez entró y cerró la puerta a su espalda, sonriendo. La pregunta no logró salir de la garganta de aquella chica pues él ya la tenía abrazada con fuerza. Ella no reaccionó, se limitó a cerrar los ojos, aspirar su aroma y rodearlo con fuerza. El tiempo se paró y no supo cuándo la había besado ni en qué momento se encontraban en la cama, pero ¿acaso esos detalles importaban?

1.19.2010

Una vez vi un ángel

Una vez vi un ángel.

No tenía cabellos dorados, ni ojos que reflejaran el mar, ni piel de porcelana, ni labios de nácar.

Era transparente, translúcido. Era como ver el sol cuando estás sumergido bajo el mar y abres los ojos, aunque sabes que te escuecen por la sal, pero lo soportas para vislumbrar esa tenue belleza por unos instantes. Reflejos ondulados con el color del verano, y olía a lo que huele el frío, ese olor tan puro que te congela dulcemente las fosas nasales limpiándote por dentro. Sí, así lo recuerdo. Era cristal líquido, vapor de perla. Más dulce que el terciopelo y más embriagador que las rosas en plena primavera.

Cómo describir lo indescriptible, cómo descifrar los misterios de lo inhumano con palabras humanas.

Vi un ángel, te vi por fin en tu interior. Mis ojos olvidaron tu cuerpo físico y la ciencia dejó de existir. Traspasé tus pestañas, tan largas, tan largas. Me hundí en tu iris y me ahogué en las oscuras aguas de tus pupilas, hasta ver el reflejo de las mías y entonces, entre tanta oscuridad, contemplé tu alma. Se mostró ante mi y comprendí que jamás volvería a ver nada tan bello hasta el día que cierre los ojos y vuele junto a ella.

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Sé que te prometí un poema pero me ha surgido en prosa. Espero que no te resulte demasiado cursi, a mi no me lo parece.

Te amo <3>

1.18.2010

Ya no hay paz

Sucedánea paz que implora desdén
deja que flote en el mar en calma,
protege el viento desmesurado
que susurra palabras amargas.
Olvida lo olvidado,
pues no se puede cambiar lo pasado
y solo sirve para destrozar el alma
en estos tiempos, en estos años.
Luz ciega no alumbra algunos sueños
pero en cambio nos abraza con su aliento,
con su aliento de antaño, ermitaño,
cuando los hombres corrían descalzos.
El idioma de los muertos no existe,
habría que inventarlo,
pues en estos tiempos de decadencia
muchos habrán de necesitarlo.

[ Pronto volveré a tener pc, con suerte hoy o mañana. ]



1.11.2010

El odio no es lo que parece, después de todo.

Resulta refrescante sentir tu aliento,
aunque sea por efímero tiempo,
y en ajenas compañías.

A veces te recuerdo vacío,
opaco, hueco, sin sentimientos
y me hiere en la propia lejanía.

Pero ahora, justamente ahora
eres embriagador, sin darte cuenta,
y me dibujas una relajante sonrisa.

Te quiero como persona
y te amo como enemigo,
como el odio es reacio a admitir
que al amor besaría hasta caer rendido.

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Esto de improvisar en un ciber algo rápido y corto para ir llevando esto adelante torpemente ya que no dispongo de pc me está haciendo escribir rimas empalagosas que no me agradan en sí mismas... pero enfin, todos tenemos días de inspiraciones buenas y días de inspiraciones malas... creo.